Aquí pretendo dejar mi huella, hablando un poco de lo que me pasa cada día en relación con la universidad de Santiago y lo que pasa por mi cabeza teniendo en cuenta que esto es una experiencia nueva y que son cuatro años de mi vida los que voy a pasar viviendo independientemente de mi familia, y de mis amigos de siempre, aprendiendo a hacer las cosas, viendo cómo se va construyendo mi vida, haciendo nuevas amistades y conociendo personas especiales.

lunes, 11 de octubre de 2010

Domingo 10 de octubre (10.10.10)

Bueno voy a dar un salto en el tiempo, rebobinamos todo lo que he hecho por la mañana y al mediodía y media tarde.
A las 6 Alejandra estaba subiendo a mi casa, metí todas mis cosas en la mochila y fuimos al 24 a comprar. Después cogimos un taxi que nos timó 18 euros hasta Ponzos, que ni siquiera queríamos ir a esa que queríamos ir a Santa Comba.
Nos quedamos en la calita de al lado. Al principio nos pusimos a mirar las olas y a hablar, después empezamos a fijarnos y nos dio la impresión de que podía estar subiendo la marea así que nos asustamos un poco, teníamos que estar atentas porque igual no podíamos salir de allí.
Hicimos miles de cosas allí. Yo pensé que se aburriría y llevé revistas como último recurso, pero no nos hicieron falta.
Hicimos miles de fotos, de las gaviotas, de pajaritos que pasaban, de las olas que chocaban contra las rocas, de nosotras tiradas en el suelo, dándonos besos en la mejilla, con el mar de fondo, haciendo el tonto en la arena...
Nos cubríamos con la toalla cuando llovía, nos dimos abrazos perfectos (y pensar que antes le decía que no sabía darlos, ahora lo retiro por COMPLETO!), comimos, nos tiramos arena, subimos por una cuesta de arena y allí nos hicimos más fotos, casi nos caemos, se tiró a rolos por la cuesta, después hicimos una carrera a ver quién llegaba antes abajo arrastrando el culo...
Tuvimos conversaciones importantes, conversaciones tontas, nos reímos, eso siempre.
Después se nos fue la hora, recogimos las cosas cuando ya estaba oscureciendo y nos fuimos andando. Alejandra empezó a asustarme: "sabes la historia del descuartizador de Covas?", casi me la cargo. Al final se la jugué yo. Le di un abrazo y mientras la tenía sujeta le dije: no hay tal descuartizador, porque SOY YO! jajaja Seguimos así durante bastante tiempo haciendo el tonto y yo la agarraba porque estaba algo nerviosa.
De repente, escuchó un ruido y pensé que me vacilaba, pero no lo hizo porque después lo escuché yo y también me asusté. Dos minutos más tarde nos sobresaltamos, yo por el salto que dio Ale y ella por el caballo que se había encontrado cara a cara. Relinchaba y era lo que estábamos escuchando. No paré de preguntarle que si se lo había pasado bien realmente y creo que sí que lo hizo, al menos me dijo que sí y parecía convencida, eso me gustó mucho.
Al fin salimos a la carretera principal (que ni siquiera era la principal, era una desviación, me enteré hoy) y pedimos un taxi pero no sabíamos a qué altura estábamos así que preguntamos en el bar.
Mientras no llegaba seguimos hablando, llamamos a Marta, etc. El taxi de vuelta nos costó 16 euros, yo tenía miedo de que no llegase, pero no hubo problemas. LLegamos a Correos y nos bajamos.
Allí decidimos buscar el karaoke. Como dirigí yo y no ella, obviamente fuimos por la dirección equivocada. Cuando lo encontramos estaba cerrado así que decidimos ir al cafeses.
Entramos y nos encontramos a Nerea Recarey, la echaba de menos, pero me daba vergüenza saludarla con calidez delante de Ale y de Miguel así que me contuve. Le contamos que fuimos a la playa y Nerea me dijo que estaba roja. Bueno, después nos despedimos.
Pedimos dos chocolates (que sabían raros) y una magdalena, que como llevaba pasas a Ale no le gustaba así que me la comí yo. El chico nos hacía bromas con la magdalena y cosas así.
Nos pusimos a mirar la cuore y después... Después todo se descontroló. Sí, sí, sí. Lo siento, pero tengo que decirlo, hemos grabado las mesas del Cafeses, ENTERAS.
Hablo de las mesas del fondo a la izquierda. Hay tres, pues bien. La primera pone: Ale y Vero en pequeño. Forever and Aleways en pequeño. Ale y Vero un poco más grande y 10-10-10 en grande. Lo del 10 del 10 tiene una historia digna de contar:
Ale- Queda poco para el trece...
Yo- Ya... Es cierto.
Ale- Qué día nos conocimos?
Yo- El 2!
Ale- De...
Yo- Abril!
(Empieza a contar)
Yo digo con aspereza: Seis meses, Ale.
Dijo que a partir de ahora nuestra fecha sería la de éste día. Casualmente era el 10 de octubre (es decir, el mes 10) del 10. Y como siempre llegamos al 13. Dijimos: es 10 al cubo. 10 a la 3, 10 + 3... No sé quién está peor de las dos jajaja.
La segunda mesa pone simplemente dos cosas: ALE Y VERO en grande (ocupa toda la mesa) y (L). En la tercera pone: Ale & Vero was here... and here... and here... and here... and here... and here too... Sí, un desfase. Me quedaron los dedos hechos polvo. No parábamos de reirnos, se escuchaba un montón. Parecía que una sierra estuviese partiendo la mesa en dos cuando en la segunda mesa estábamos poniendo nuestros nombres. En fin nos reímos muchísimo de eso.
Después nos relajamos y se preguntó cómo nos conocimos porque no se acordaba. Le dije que se lo contaría fuera. Después de irnos la llevé a la esquina de en frente de Berskha y empecé a contarle que tenía el cumple de Pili Lage y que estábamos todas y que empezaron a hablar, que luego me llevó muchísimo encontrarlas por tuenti y esas cosas. También le conté que la fecha la sabía porque ese día había quedado con una amiga y tenía un mensaje de esa amiga, y cuando quise saber cuándo las había conocido a Marta y a Alejandra, busqué ese mensaje.
Bueno, después por fín, nos fuimos al karaoke. Entramos y sólo estaba el dueño. Pedimos una cocacola que se tomó Ale y nos pusimos a cantar Imagine, Yesterday, Zombie, la de Celine Dion (muy muy bonita y más porque la cantamos nosotras), Baila morena (sin comentarios), Miénteme, etc. Canciones así. A las 12 nos fuimos porque teníamos que estar en casa y saludamos al dueño que se había portado muy bien. La verdad es que nos lo pasamos genial allí. A Ale le gustaba mucho el sitio y eso me ale-gró. La acompañé hasta Herrera y allí nos despedimos con un abrazo. Me dio las gracias, yo se las dí a ella. Había sido muy bonito. La vi irse y me marché.
LLegué a mi casa corriendo, bronca por llegar media hora tarde (no será porque no llego siempre tarde y mucho más tiempo) y para cama algo mal, pero se me pasó pronto. Le mandé un sms a Marta porque me encontraba triste, pero me animó diciendo que confiase en ella que las discusiones en familia son tontas y se pasan en seguida y le hice caso. Pronto me puse contenta por el día tan bonito que había pasado con Ale. Le mandé un sms dándole las gracias, ella me dijo que gracias a mí, que soñase con los angelitos y que me quería. Y fin, me eché a dormir contenta.

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